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¿Una 'guerra' que no apunta al verdadero blanco? La grieta del plan antidrogas de Trump

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El objetivo declarado de la Casa Blanca no cuadra con los datos oficiales que dictan que en EE.UU. la mayor parte de la cocaína llega de Colombia, mientras que el fentanilo arriba desde México.
¿Una 'guerra' que no apunta al verdadero blanco? La grieta del plan antidrogas de Trump

La guerra contra el narcotráfico es la justificación utilizada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, para llevar a cabo el mayor despliegue naval en el Caribe desde la Guerra Fría. Sin embargo, a nadie se le escapa que en el punto de mira se encuentra Venezuela.

Bajo el mismo paraguas argumental que la 'guerra contra el terror' del expresidente George W. Bush, Trump ha lanzado una campaña que ya ha hundido casi una veintena de pequeñas embarcaciones y ha matado al menos 80 personas.

Asegura que pretende librar a los ciudadanos de su país de la pandemia de fentanilo que padece, pero todos los datos oficiales, también los del Gobierno estadounidense, apuntan a que la entrada de esta droga nada tiene que ver con las lanchas bombardeadas en aguas caribeñas y del Pacífico.

Enorme despliegue militar frente a Venezuela

A partir de agosto, Trump ha implementado el mayor despliegue naval en la zona desde la Guerra Fría. Sin una declaración de guerra del Congreso de EE.UU. y sin aportar ninguna prueba de que las embarcaciones hundidas supusieran una amenaza para su país, ni siquiera de que realmente transportaran droga, la escalada militar no ha hecho más que aumentar.

EE.UU. mantiene en el Caribe, cerca de Venezuela, ocho buques de guerra y un submarino, además de tres destructores y el portaaviones USS Gerald R. Ford, que transporta a 5.000 soldados y más de 75 aviones.

En este tiempo Trump ha acusado —sin mostrar ninguna evidencia— al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de liderar un supuesto Cártel de los Soles, cuya existencia es negada de plano por Caracas. Al mismo tiempo, ha llegado a ofrecer una millonaria recompensa por información que conduzca a su detención. 

El señalamiento público a Venezuela ha incluido alusiones veladas a la posibilidad de una acción militar en suelo venezolano y la autorización expresa la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para llevar a cabo acciones encubiertas sobre el terreno.

Epidemia de drogadicción en EE.UU.

A pesar de los señalamientos de EE.UU. contra Venezuela, lo cierto es que el país no tiene un rol destacado en el continente en materia de tráfico de drogas: no produce sustancias ilícitas y no figura entre las principales rutas que llevan estupefacientes a territorio norteamericano.

Se estima que el porcentaje de cocaína que llega a EE.UU. a través de Venezuela es mínimo y que la ruta del Pacífico es la que aglutina la enorme mayoría de la droga que arriba al mercado estadounidense, procedente sobre todo de Colombia —principal productor de cocaína del mundo—, Ecuador, Bolivia y Perú.

Sin embargo, la epidemia de drogadicción que hace más de una década que asola EE.UU. no tiene que ver con la cocaína, sino con el fentanilo, una sustancia decenas de veces más potente.

Venezuela no juega ningún rol en la producción o distribución de fentanilo, sin embargo todas las flechas de la Administración Trump apuntan en su dirección.

La paradoja de Trump

La supuesta lucha de Washington contra las drogas está llena de contradicciones. Si bien EE.UU. figura como el mayor consumidor del mundo, el objetivo no parece apuntar al verdadero blanco y, en paralelo, una de sus industrias más potentes alienta a los capos del narcotráfico. 

EE.UU. es el principal proveedor de armas de fuego para los grupos criminales que operan en la región las utilizan para enfrentarse a las autoridades, con el objetivo de traficar la droga e imponer su control territorial en las rutas.

En esa lucha tampoco se ha hecho demasiado por atajar la demanda, puesto que EE.UU. es el mayor consumidor mundial de cocaína y atraviesa una creciente y preocupante demanda en el consumo de fentanilo.

La Administración Trump continúa con recortes presupuestarios masivos que dificultarán el acceso a los tratamientos de adicciones, como el caso de la naloxona, empleada para revertir sobredosis de opiáceos. Del mismo modo, ha dejado de financiar la investigación científica en ese campo.

Según informa la organización Alianza de Políticas sobre Drogas (Drug Policy Alliance, DPA), el Gobierno de Trump ya ha recortado al menos 345 millones de dólares de programas para la prevención de adicciones y sobredosis, 588 millones procedentes de investigaciones relacionadas con medicamentos y alrededor de un billón de Medicaid, en lo que va de año.

En paralelo, Trump ha decidido conceder un indulto al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, quien cumple una condena de 45 años en EE.UU. por delitos relacionados con el narcotráfico. Así, la lucha contra del presidente estadounidense se percibe como demasiado selectiva.

¿Por qué el señalamiento a Venezuela?

La falta de relación de Venezuela con el tráfico de drogas que se denuncia, hace pensar en que se trata tan solo de una excusa y que el enorme despliegue militar en el Caribe busca otro objetivo: un ataque frontal al Gobierno del presidente, Nicolás Maduro.

De hecho, ya durante el primer mandato de Trump (2017-2021), el presidente estadounidense había tenido encontronazos con Venezuela, país que tiene sólidas relaciones con Cuba, Rusia, China e Irán.

A ello se suma que Venezuela es el país con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, superando incluso a Arabia Saudita, un gran aliado de Washington.

Trump no ha escondido su hostilidad contra Maduro. De hecho, en 2019 apostó por el autodenominado presidente interino Juan Guaidó, pero la jugada le salió mal, y ahora parece haber adoptado una técnica mucho más agresiva.

Mientras en la Casa Blanca debaten entre tomar una decisión más contundente o seguir ejerciendo presión, solo tres de cada 10 estadounidenses aprueban los bombardeos letales que lleva a cabo su Ejército en el Caribe.

A toda la situación se suma la ristra de agresiones verbales por parte de altos cargos estadounidenses contra Caracas y la amenaza de más medidas unilaterales, como la última acción anunciada por Trump el pasado fin de semana, pese a que no tiene una facultad que se lo permita: el cierre del espacio aéreo venezolano

Claves de la agresión de EE.UU. 

  • Despliegue militar: desde agosto pasado, EE.UU. mantiene desplegada una fuerza militar significativa frente a las costas de Venezuela, justificándola como parte de la lucha antidrogas. Washington anunció posteriormente la operación 'Lanza del Sur', con el propósito oficial de "eliminar a los narcoterroristas" del hemisferio occidental y "proteger" a Estados Unidos "de las drogas que están matando" a sus ciudadanos.
  • Operativos letales: como parte de estas operaciones se han realizado bombardeos contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes, con un saldo de más de 70 personas muertas y sin evidencia de que realmente traficaran estupefacientes.
  • Acusaciones y recompensa: Washington ha acusado sin pruebas al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de liderar un cártel de narcotráfico y ha duplicado la recompensa por su captura.
  • Postura venezolana: Maduro denuncia que el objetivo real de EE.UU. es un "cambio de régimen" para apoderarse de las inmensas riquezas petroleras y gasísticas de Venezuela.
  • Falta de sustento: organismos como la ONU y la propia DEA señalan que Venezuela no es una ruta principal para el narcotráfico hacia el país norteamericano, ya que más del 80 % de las drogas que circulan en la región lo hacen a través de la ruta del Pacífico.
  • Condena internacional: Rusia, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y los Gobiernos de ColombiaMéxico y Brasil han condenado las acciones estadounidenses. Expertos califican los ataques a embarcaciones como "ejecuciones sumarias" que violan el derecho internacional.

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