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Exploración sísmica: este país suramericano buscará petróleo en el fondo marino

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Activistas se centran en que el método empleado por las compañías extranjeras y la posterior exploración pueden dañar el océano y su biodiversidad de forma irreversible.
Exploración sísmica: este país suramericano buscará petróleo en el fondo marino

El Gobierno de Uruguay prepara el camino para iniciar trabajos de exploración sísmica en su mar territorial en busca de recursos petroleros en aguas profundas. Estas labores, que causan polémica en el país suramericano, estará a cargo de al menos cuatro empresas que esperan por el aval ambiental de la administración del presidente uruguayo, Yamandú Orsi.

Las petroleras extranjeras involucradas en las exploraciones son la estadounidense Apache (APA), la noruega Petroleum Geo-Services (PGS), la francesa Compagnie Générale de Géophysique-Veritas (CGG) y la australiana Searcher, que según medios locales, firmaron contratos de carácter "multicliente" con la estatal uruguaya Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP) durante el gobierno anterior de Luis Lacalle Pou.

Estas contratistas centrarán sus trabajos en los siete bloques 'offshore', áreas fuera de la costa designadas en el mar para la exploración de recursos naturales, principalmente hidrocarburos como petróleo y gas, que se arriendan a empresas para su explotación.

Los bloques fueron adjudicados por la administración de Lacalle Pou a gigantes empresas petroleras como la estadounidense Chevron, la multinacional Shell, la británica Challenger, APA y la argentina YPF, que acordó participar en el proyecto de manera conjunta con la italiana Ente Nazionale Idrocarburi (ENI).

Todas estas compañías energéticas se encargarán, en esta primera etapa, de pagar a las contratistas para recibir información sobre sus labores de exploración sísmica y así evaluar si invierten o no en las etapas siguientes, como la realización de pozos exploratorios, que son más costosas.

"Áreas marítimas protegidas"

Mientras el Gobierno finiquita las autorizaciones, en paralelo tiene planteado "emitir un decreto para declarar como áreas marinas protegidas algunas zonas específicas que, de manera preocupante, forman parte de los bloques concedidos para exploración", indica la prensa uruguaya.

Las controvertidas áreas que entran tanto en los proyectos de exploración y protección, incluyen las cabeceras de los cañones submarinos y los montículos de corales de aguas frías, ecosistemas de alta fragilidad y biodiversidad. Así, la superposición geográfica entre áreas de potencial protección y de interés petrolero marca una contradicción inherente en la política gubernamental.

El ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, ha señalado que su objetivo es ampliar la superficie de áreas protegidas hasta alcanzar 30 % del territorio marítimo uruguayo. Sin embargo y a pesar de este marco regulatorio, la Dirección Nacional de Ambiente decidió unificar los trámites de autorización para las cuatro empresas de sísmica además de algunas audiencias públicas. La estrategia es vista por los críticos como un método para agilizar un proceso que, de otro modo, podría enfrentar obstáculos individuales más significativos.

En un paso previo, durante 2022, la cartera había designado como sitios de particular relevancia para la conservación siete lugares clave: el banco inglés; la isla e islote de lobos y su entorno sumergido; las restingas pez limón; el pozo de fango; la zona de moluscos; el área de cría permanente de merluza, y el margen continental y talud, incluyendo justamente las cabeceras de cañones submarinos y los montículos de corales.

La resolución de entonces, firmada por el ahora exministro Adrián Peña, estableció que estos sitios debían ser tenidos "especialmente en cuenta" al momento de evaluar cualquier autorización ambiental. Por ello, la actual situación genera conflicto y tensión entre la agilización de los proyectos energéticos y la protección cautelar del ambiente.

"No será incondicional"

Según La Red 21, "fuentes de la cartera de Ambiente" confirmaron que la autorización final que emitirá el Ejecutivo de Orsi "no será incondicional" y "se entregará con una serie de restricciones que responden a la evaluación de los impactos ambientales significativos que estas tareas generan".

Una de las medidas de mitigación más destacadas, añade el medio, exige detener inmediatamente las máquinas de los buques de exploración si se avista un ejemplar de fauna marina a 1.000 metros de distancia, en lugar del estándar habitual de 500 metros.

Sin embargo, esta medida precautoria no disipa por completo las preocupaciones de científicos y organizaciones ambientales, que han presentado medidas cuatelares ante la justicia.

Riesgos ambientales

Los activistas se centran en que la prospección sísmica y la posterior exploración petrolera en el mar uruguayo pueden dañar el océano y su biodiversidad de forma irreversible. La acción judicial busca detener las actividades hasta que se realice una evaluación completa e independiente de los impactos acumulativos.

Y es que la exploración sísmica implica riesgos ambientales significativos y ampliamente documentados. La técnica usa cañones de aire que generan pulsos sonoros de extrema intensidad, por encima de los 250 decibelios.

Para mamíferos marinos como ballenas y delfines, que dependen del sonido para sobrevivir, el ruido sísmico causa alteraciones en comportamientos, lesiones fisiológicas e incluso la muerte. Los efectos no se limitan a los grandes vertebrados.

Respecto a los peces y la fauna invertebrada, se documentaron diversas afectaciones, tales como lesiones internas en órganos vitales, una alta mortalidad en sus fases larvarias y una notable disminución en las tasas de pesca comercial. Este panorama evidencia una seria alteración de sus ciclos biológicos habituales.

El zooplancton, que constituye la base fundamental de la red trófica marina, experimenta una alta mortandad y una reducción de su población superior al 50 % luego del tránsito de los buques sísmicos. Estos daños en los cimientos del ecosistema pueden provocar efectos de reacción en cadena, con consecuencias a largo plazo imposibles de predecir para el equilibrio oceánico y las actividades pesqueras.

Por esta razón, el desarrollo de las labores de exploración a escala mundial se sitúa en un entorno de pugna entre los objetivos de explotación energética, los acuerdos internacionales sobre el clima y la obligación de preservar la diversidad biológica del mar.

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