En medio de la compleja situación en el Caribe, producto de la presencia militar y ataques estadounidenses contra pequeñas embarcaciones, Venezuela ha alertado sobre la existencia de una feroz campaña de guerra psicológica en contra del país suramericano que busca generar un cambio de régimen.
Y es que Caracas basa su denuncia en un hecho histórico en momentos en que la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) ha sido autorizada para operar de forma encubierta en la nación suramericana.
Se trata del primer operativo encubierto exitoso estadounidense que llevó a cabo en Guatemala para deponer al presidente Jacobo Árbenz (1951-1954), luego de que sus políticas sociales afectaran a los sectores empresariales y políticos de EE.UU.
En plena Guerra Fría, Washington buscaba evitar a toda costa que su participación en el derrocamiento de Árbenz, a través de su agencia federal, tuviera "la apariencia de intervención unilateral", por lo que tendría que manejarse de forma encubierta a través de una compleja operación de propaganda y guerra psicológica sin precedentes hasta ese momento.
Un golpe en proceso
Desde un inicio, la CIA mostraba su desprecio por el Gobierno de Árbenz, al que tildaba de "comunista" por liderar un proyecto político de vocación nacional y popular. En sus memorandos afirmaba que tenía "un programa de progreso intensamente nacionalista, teñido por el complejo de inferioridad antiextranjera de la 'República Bananera'", recoge el Archivo de Seguridad Nacional.
El primer intento para sacarlo del poder fue articulado en 1952. La agencia estadounidense, con la colaboración del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, le dio un espaldarazo al general Carlos Castillo Armas —que llegó al poder tras el golpe de Estado en 1954— con la Operación PBFORTUNE, autorizada por el entonces presidente estadounidense Harry S. Truman (1945-1953).
En febrero de ese año, desde la CIA salieron memorandos titulados 'Personal comunista guatemalteco a eliminar durante operaciones militares', donde se detallaban las categorías de personas que debían ser asesinadas 'mediante orden ejecutiva', encarceladas y forzadas al exilio.

La guerra psicológica desde sus entrañas
Para el Programa PBSUCCESS, autorizado por el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower en agosto de 1953, se destinó una suma de 2,7 millones de dólares para "guerra psicológica y acción política" y "subversión", entre otros componentes de una guerra paramilitar a pequeña escala.
En uno de los archivos desclasificados de la CIA se afirma que se desarrollaron "operaciones en el campo de la guerra psicológica" con un "agente principal" en Guatemala, dice el escrito.
El presupuesto de 30.000 dólares, usado para la guerra psicológica, se desglosó en 15.000 dólares transferidos a 'RUFUS' y el resto para desarrollar redes de inteligencia y de rumores; subversión; producción de propaganda y contingencias.

La compleja operación se desgranaba en redes de inteligencia que se expandían entre Guatemala y los vecinos El Salvador, Honduras y Nicaragua. Asimismo, comprendía un "estudio exhaustivo de figuras de la oposición para determinar su valor potencial", mientras se investigaban "figuras clave del gobierno con miras a una posible subversión".
Propaganda, rumores y armas
El camino para derrocar a Árbenz abonado por la CIA incluía propaganda antiguatemalteca y anticomunista a través de "medios de comunicación controlados y transparentes para la compra de espacios publicitarios", distribución de calcomanías, publicaciones, distribución de folletos, afiches, cómics, entre otros recursos.
De igual manera, se autorizó transmitir "todos los rumores sobre funcionarios de Árbenz, el Ejército guatemalteco, actividades revolucionarias y comunistas"; elaborar un informe semanal de "barómetro psicológico" sobre las condiciones locales; realizar un estudio continuo de los factores morales de estudiantes, obreros, oficiales del Ejército, soldados, funcionarios gubernamentales, propietarios de fincas y empresarios y profesionales.
Asimismo, se pidió escribir una lista de los 25 comunistas y simpatizantes "más peligrosos"; proporcionar al cuartel general leyendas que hablaran de las "pésimas condiciones de vida en Guatemala" y se instó a hacer hincapié "en la obtención de material fáctico que pueda utilizarse como prueba de la injerencia del Kremlin en los asuntos internos de Guatemala y de la injerencia guatemalteca en los asuntos de naciones amigas".

Finalmente, todo se cerraba con una acción paramilitar, que pasaba por el envío inicial de 15 toneladas de armas y municiones, provenientes de Nicaragua, que desató un conflicto interno que se extendería hasta los años 90 y que dejó por lo menos 100.000 muertos.
Las estrategias
Una de las principales estrategias de guerra psicológica, según el Centro de Medios Independientes (CMI) de Guatemala, fue la creación de Radio Liberación, aparecida el 1 de mayo de 1954, cuyo principal programa era 'La voz de la liberación'. En ese espacio, grabado en Miami y transmitido desde Nicaragua, se buscaba "fomentar el descontento y la disidencia".
Los locutores, que supuestamente hablaban "desde las profundidades de la selva", les pedían a los guatemaltecos "oponerse al comunismo y al régimen de Arbenz y apoyar a la liberación comandada por Castillo Armas", bajo el lema 'Dios patria y libertad', que había sido ideado por la CIA.
"El objetivo era 'intimidar a los comunistas y a sus simpatizantes e incitar a la mayoría apática a actuar (…) una transmisión encaminada a provocar pánico al estilo de Orson Wells'", dice el CMI.

El éxito de esta operación, manifiesta el escrito del CMI, convenció a la población y al Gobierno derrocado de que, aunque la oposición estaba desorganizada, "todo estaba respaldado por EE.UU., la única potencia militar occidental por excelencia".
Objetivo: causar pánico
Radio Liberación buscaba el terror en la población, según la Revista de Estudios Globales. Había abundante información falsa sobre bombardeos que nunca ocurrieron y sobre ataques militares inexistentes que sumieron a los guatemaltecos en el pánico.
En la emisora se hablaba de batallas que no se libraron y del supuesto derribo de una avioneta de turistas estadounidenses a manos del Ejército de Guatemala.
Se inventó que se había conformado un supuesto 'Ejército de Liberación', que se dirigía a la capital guatemalteca con la finalidad de atentar contra todos los vehículos de civiles y de derribar un puente.
La narrativa falsa hablaba de deserciones en masa del Ejército y civiles sumados a las filas del 'Ejército de Liberación'. El caos se apoderó del país y el presidente decidió suspender la Constitución y detener a los supuestos anticomunistas.
En medio de la crispación causada por los medios, supuestamente el Gobierno dio la orden de arrestar y dispararles a los alcaldes anticomunistas. Los locutores pedían desesperadamente que los soldados se retiraran y abandonaran al presidente para "evitar un derramamiento de sangre".
Todo fue falso y formó parte de la operación planificada y financiada por la CIA: "No había ninguna guerra civil a punto de asolar la capital, y lo más irónico de todo: Guatemala no era un Estado comunista. El presidente Árbenz era un independiente", dice un reportaje.
Planes de la CIA
Para lograr su cometido, EE.UU. había pedido que se organizaran "eventos" o "provocaciones" que justificaran una intervención, refiere Archivo Chile, que cita las instrucciones dadas para causar la llamada "guerra de nervios".
Entre las posibles noticias falsas elaboradas por un agente de la CIA estaba la explosión de "una bomba de origen soviético" bajo el auto del entonces presidente hondureño Juan Manuel Gálvez. Tras el hecho, el supuesto responsable diría que era "miembro del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT)" o "un mítico oficial soviético [con] algunos billetes de rublos" en su poder.
Otra información falsa daría cuenta de un grupo de guatemaltecos que habría sido capturado en la frontera con Honduras, "equipado con armas soviéticas".
Asimismo, se hablaría de secuestrar a la esposa de un anticomunista estadounidense y hacer que su ropa ensangrentada apareciera cerca de un lago. La escena se dramatizaría con una inscripción que dijera 'Muerte a todos los capitalistas' en la pared de la casa de la víctima.
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