Lo que comenzó como un pequeño grupo de conversos a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, reunidos por un misionero carismático que dirigía una clínica de desintoxicación, fue transformándose con el tiempo en una comuna rural aislada que encubría prácticas de crueldad, explotación y control psicológico inimaginables. Los Niños del Hormiguero son recordados actualmente como una de las sectas más violentas surgidas en Canadá.
Roch Thériault nació el 16 de mayo de 1947 en la ciudad de Saguenay, en la provincia de Quebec, en el seno de una familia católica devota. Era un niño inteligente pero problemático, y decidió abandonar sus estudios mientras cursaba el séptimo grado. Más adelante se sintió atraído por la religión y las creencias apocalípticas.
Los orígenes de su ascenso
A principios de 1977 Thériault ingresó a la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, fascinado por su preocupación por la salud, su visión holística de la existencia y sus profecías sobre el fin del mundo. En el verano de ese año, le encargaron instruir a cuatro jóvenes interesados en unirse a la iglesia, que pronto comenzaron asistir con él a los servicios religiosos y a hospedarse en su apartamento junto a Gisèle Lafrance, su pareja. Posteriormente, se unieron otros dos jóvenes.
Bajo el liderazgo carismático de Thériault se formó una comunidad cuya vida giraba en torno al estudio bíblico diario y la organización de seminarios antitabaco. En julio de 1977 fue invitado a una conferencia adventista en la provincia de Ontario, donde impresionó por su oratoria y capacidad de atraer conversos. No obstante, algunos líderes adventistas comenzaron a dudar de si sus seguidores eran verdaderos miembros de la iglesia o eran devotos de Thériault.
Nacen Los Niños del Hormiguero
Tras declararse como un profeta elegido por Dios para guiar a otros a la salvación, Thériault convenció a sus seguidores de abandonar sus trabajos y romper vínculos familiares para unirse con él en una remota comuna de Quebec a finales de 1977. Bautizó a su grupo como 'Los Niños del Hormiguero', un simbolismo del trabajo arduo que hacen las hormigas en beneficio de sus colonias.
La comuna funcionaba según las severas normas impuestas por Thériault, quien mantenía su dominio a través del miedo y la manipulación. Al principio, la vida era austera pero tranquila. Sin embargo, el comportamiento de Thériault se tornó cada vez más oscuro con el tiempo, imponiendo castigos brutales y exigiendo una obediencia absoluta de sus seguidores.
La época de la crueldad
Thériault obligaba a los comuneros a mutilarse, comer sus excrementos e insectos, y soportar quemaduras, golpes y frío extremo. Incluso hacía que los niños se atacaran entre sí. Ningún castigo le parecía demasiado cruel. De acuerdo con medios locales, Thériault tuvo numerosas esposas, con las que engendró 22 hijos.
En 1988 una seguidora llamada Solange Boilard murió tras una de las supuestas 'cirugías' de Thériault, quien le abrió el abdomen con un bisturí y le insertó un tubo diciendo tratar una dolencia. Luego mutiló su cuerpo y afirmó a sus seguidores que su muerte fue un sacrificio. A su primera pareja, Gisèle Lafrance, le amputó un dedo sin anestesia como castigo por intentar huir. Esto le ayudó a infundir miedo entre los demás.
El fin del horror
Los Niños del Hormiguero empezaron desintegrarse en 1989. Las conductas violentas de Thériault se volvieron impredecibles, y varios de sus devotos comenzaron a dudar de él. No obstante, todo terminó cuando Gabrielle Lavallée escapó en ese mismo año tras un largo tiempo de tortura, incluida la mutilación de un brazo. La antigua seguidora denunció los abusos a las autoridades policiales, por lo que estas allanaron la comuna y arrestaron a Thériault.
Roch Thériault fue acusado de agresión, asesinato y abuso infantil. En 1993 fue declarado culpable de asesinato en segundo grado por la muerte de Solange Boilard y condenado a cadena perpetua. Desde prisión continuó ejerciendo influencia sobre algunos de sus exseguidores hasta que murió en 2011, asesinado por otro recluso, cuando tenía 63 años.
El caso de Los Niños del Hormiguero sigue siendo uno de los más notorios de abuso sectario en Canadá, y los sobrevivientes continúan dando testimonio de las secuelas físicas y psicológicas que sufrieron.
