Los anticonceptivos orales son medicamentos hormonales que se toman por vía oral para prevenir el embarazo. Existen principalmente dos tipos: los anticonceptivos orales combinados (AOC), que contienen estrógeno y progestágeno, y la minipíldora, que solo contiene progestina. Las formulaciones actuales varían en dosis, pero todas emplean estas hormonas sintéticas.
La Organización Mundial de la Salud clasifica los AOC como carcinógenos del Grupo 1, debido a su asociación con ciertos tipos de cáncer como el de hígado, mama, cuello uterino, entre otros, y existe evidencia científica sobre esto.

Investigaciones recientes
La mayoría de los datos sobre la relación entre los anticonceptivos orales y el cáncer provienen de estudios observacionales, incluyendo grandes cohortes prospectivas y estudios de casos y controles.
Aunque estos estudios no pueden demostrar causalidad directa, han ofrecido evidencia consistente sobre ciertos riesgos y beneficios. Para evaluar dicha relación, una revisión examinó 2.483 artículos, priorizando investigaciones publicadas en los últimos 20 años en revistas científicas de alto impacto y con grandes tamaños de muestra.
Cáncer de mama
Según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, el uso de anticonceptivos orales se ha asociado con un ligero aumento en el riesgo de cáncer de mama. Un análisis de 54 estudios epidemiológicos que incluyó a más de 150.000 mujeres encontró un aumento general del 7 % en el riesgo entre las mujeres que alguna vez usaron AOC, y un aumento del 24 % entre las usuarias actuales.

El riesgo no aumentó con la duración del uso, y se observó una disminución progresiva después de interrumpir su consumo, desapareciendo a los diez años. Investigaciones posteriores también detectaron un aumento del riesgo con formulaciones específicas, como las píldoras trifásicas.
Cáncer de cuello uterino
Diversos estudios han indicado un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino en mujeres que han consumido anticonceptivos orales durante cinco años o más. El riesgo se incrementa con la duración del uso: 10 % con menos de cinco años, 60 % entre cinco y nueve años, y se duplica con diez o más años de uso.
Sin embargo, se ha documentado que este riesgo disminuye con el tiempo tras dejar de utilizar anticonceptivos orales. Los expertos creen que las hormonas sintéticas pueden aumentar la susceptibilidad de las células cervicales a infecciones persistentes por el virus del papiloma humano (VPH), principal causa de este tipo de cáncer.

Recomendaciones médicas
Los médicos y organismos como la OMS reconocen que las preferencias en materia de fertilidad son complejas y suelen estar influenciadas por una amplia variedad de factores, sin embargo, coinciden en que la clave está en una evaluación individualizada: mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama o infección por VPH deben discutir alternativas con su médico.
La OMS enfatiza que, para la mayoría de las mujeres, se pueden reducir los riesgos, especialmente si se usan por períodos limitados y se combinan con chequeos regulares, como por ejemplo citologías para detección temprana de cáncer de cérvix. Para mujeres con mutaciones genéticas, los expertos sugieren evitar anticonceptivos hormonales y optar por otras opciones bajo supervisión médica.
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